EL TORNILLO

Algunas veces es un error juzgar el valor de una actividad simplemente por el tiempo que toma realizarla…   Un buen ejemplo es el caso del ingeniero que fue llamado a arreglar Una computadora muy grande y extremadamente compleja… una computadora que valía 12 millones de dólares.   Sentado frente a la pantalla, oprimió unas […]

Algunas veces es un error juzgar el valor de una actividad simplemente por el tiempo que toma realizarla.

Un buen ejemplo es el caso del ingeniero que fue llamado a arreglar una computadora muy grande y extremadamente compleja, una computadora que valía 112 millones de pesos.

Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y apagó el aparato. Procedió a sacar un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo.

Entonces encendió de nuevo la computadora y comprobó que estaba trabajando perfectamente. El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto.

– ¿Cuánto le debo? -preguntó. Son mil pesos, si me hace el favor.
– ¿Mil pesos?; ¿mil pesos por unos momentos de trabajo?; ¿Mil pesos por apretar un simple tornillito?. ¡Ya sé que mi computadora cuesta 12 millones de pesos, pero mil pesos es una cantidad disparatada! La pagaré sólo si me manda una factura perfectamente detallada que la justifique.
El ingeniero asintió con la cabeza y se fue. A la mañana siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza procedió a pagarla
en el acto, sin chistar.

La factura decía:

Servicios prestados:
Apretar un tornillo…………………… 1 peso
Saber qué tornillo apretar………….. 999 pesos

Muestra esta historia a todos aquellos profesionales que día a día se enfrentan con la desconsideración de quienes por su propia ignorancia no alcanzan a entenderlos y regálales al menos un momento de humor.

RECUERDA: “SE GANA POR LO QUE SE SABE, NO POR LO QUE SE HACE”