Emprendedores sociales, sin rentabilidad

Requieren de profesionalización para impulsar sus proyectos

Emprender no siempre tiene que ver con la generación de riqueza, en ocasiones, ni siquiera se busca establecer empresas o nuevos negocios. Hay un tipo de emprendedores preocupados por lograr cambios sociales al apoyar a comunidades marginadas o innovar en la forma en que las comunidades resuelven problemas de la vida cotidiana: los emprendedores sociales.

Friné Salguero, coordinadora de Ashoka Venture & Fellowship, explica que estos emprendedores se caracterizan por su creatividad y constante interés por emprender, pues en muchos casos no es el primer proyecto en el que están involucrados, además se consideran de “alta fibra ética”, que significa que las motivaciones de quien lidera un proyecto no se orientan a ganar dinero.

Se trata de una corriente de emprendedurismo relativamente nueva, pues como explica Salguero: “Apenas en el 2006, el nicho era prácticamente inexistente en el país y del 2007 al 2012 se pasó de 0% en emprendimiento social a 43 por ciento”.

Costear proyectos, la tarea

El reciente estudio publicado por la Universidad del Valle de México (UVM), titulado “Perfil de los emprendedores sociales exitosos”, destaca que 80% de quienes arrancan un proyecto de este tipo lo asume como un plan de vida en el corto y largo plazo, y 95% de los 105 encuestados en este estudio tiene proyectos con más de 24 meses de vida.

Mercedes Poiré, directora del Centro de Opinión Pública de la UVM, explica que para consolidar sus proyectos, 43% de los emprendedores sociales tiene como principal fuente de financiamiento a su familia, los voluntarios afiliados al mismo y los recursos que ellos mismos aportan.

En este punto, destaca una de las principales debilidades de estos proyectos: la falta de profesionalización, pues aunque 90% de los emprendedores sociales afirma que crear una iniciativa social es un proceso complejo, al no pensar en rentabilizar su idea, no la estructuran para ser susceptible de financiamiento.

Moís Cherem, director general de Enova, comenta que para conseguir financiamiento hacen falta iniciativas planeadas con cautela, estructuradas para resistir los cambios y asumir la responsabilidad de atender a la base de la pirámide con seriedad.

Negocios sociales

Cuando las iniciativas sociales se convierten en proyectos rentables, se les llama negocios sociales, los expertos aseguran que el objetivo es generar recursos para sustentar el proyecto, de manera que todo lo que se gana se reinvierte para alargar la vida del emprendimiento. Según la UVM, sólo 9% de estos proyectos es concebido con la idea de ser un negocio en el largo plazo.

marisela.delgado@eleconomista.mx

CRÉDITO: 

Marisela Delgado

Requieren de profesionalización para impulsar sus proyectos

Emprender no siempre tiene que ver con la generación de riqueza, en ocasiones, ni siquiera se busca establecer empresas o nuevos negocios. Hay un tipo de emprendedores preocupados por lograr cambios sociales al apoyar a comunidades marginadas o innovar en la forma en que las comunidades resuelven problemas de la vida cotidiana: los emprendedores sociales.

Friné Salguero, coordinadora de Ashoka Venture & Fellowship, explica que estos emprendedores se caracterizan por su creatividad y constante interés por emprender, pues en muchos casos no es el primer proyecto en el que están involucrados, además se consideran de “alta fibra ética”, que significa que las motivaciones de quien lidera un proyecto no se orientan a ganar dinero.

Se trata de una corriente de emprendedurismo relativamente nueva, pues como explica Salguero: “Apenas en el 2006, el nicho era prácticamente inexistente en el país y del 2007 al 2012 se pasó de 0% en emprendimiento social a 43 por ciento”.

Costear proyectos, la tarea

El reciente estudio publicado por la Universidad del Valle de México (UVM), titulado “Perfil de los emprendedores sociales exitosos”, destaca que 80% de quienes arrancan un proyecto de este tipo lo asume como un plan de vida en el corto y largo plazo, y 95% de los 105 encuestados en este estudio tiene proyectos con más de 24 meses de vida.

Mercedes Poiré, directora del Centro de Opinión Pública de la UVM, explica que para consolidar sus proyectos, 43% de los emprendedores sociales tiene como principal fuente de financiamiento a su familia, los voluntarios afiliados al mismo y los recursos que ellos mismos aportan.

En este punto, destaca una de las principales debilidades de estos proyectos: la falta de profesionalización, pues aunque 90% de los emprendedores sociales afirma que crear una iniciativa social es un proceso complejo, al no pensar en rentabilizar su idea, no la estructuran para ser susceptible de financiamiento.

Moís Cherem, director general de Enova, comenta que para conseguir financiamiento hacen falta iniciativas planeadas con cautela, estructuradas para resistir los cambios y asumir la responsabilidad de atender a la base de la pirámide con seriedad.

Negocios sociales

Cuando las iniciativas sociales se convierten en proyectos rentables, se les llama negocios sociales, los expertos aseguran que el objetivo es generar recursos para sustentar el proyecto, de manera que todo lo que se gana se reinvierte para alargar la vida del emprendimiento. Según la UVM, sólo 9% de estos proyectos es concebido con la idea de ser un negocio en el largo plazo.

marisela.delgado@eleconomista.mx

CRÉDITO: 

Marisela Delgado